Se puede. En el siglo XIX en América del Norte, a los árboles jóvenes se les daba forma de silla o de sillón durante su crecimiento.
Esta técnica ancestral fascinó tanto a Ronan y Erwan Bouroullec, que los llevó a la idea de diseñar una “silla crecida como una planta”. Este crecimiento lleva su tiempo, por eso el proceso de diseño de Vegetal ha sido excepcionalmente largo. Y se presenta ahora, cuatro años después de las primeras ideas: una silla de poliamida reforzada con fibras. Ramas planas atravesadas se entremezclan en una carcasa de asiento asimétrica formando un círculo irregular. Las tiras entremezcladas se estabilizan mediante nervios que crecen hacia abajo y terminan en las patas. Vista desde atrás, la silla Vegetal recuerda a una hoja con varios tallos y muchos nervios ramificados.
viernes, 5 de junio de 2009
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